junio 15, 2021
La fuerza del Inca
Qué grato es, que una plataforma de ideas políticas nos hable de formar a las personas para que tengan repuesta su autoestima.
La riqueza será siempre social: no individual ni sectorial. Bienvenidas las sociedades anónimas y las empresas transnacionales al nuevo esquema productivo peruano, siempre que comprendan que el Estado ya no será discrecional, sino que hará las veces de controlador, y que participará en pie de igualdad en la gestión de los sectores que considere estratégicos para el bienestar nacional.

En Perú, una nueva fuerza política asumirá el ejercicio de gobierno, pues esa fue la voluntad de la mayoría de los peruanos y las peruanas, expresada a través del lenguaje de las urnas. En esta nota, no promoveremos nuestras ideas acerca de cómo se dará la correlación de poder en el hermano país, ni diremos hasta qué punto nos parece que será o no un gobierno de raíz transformadora. Tampoco emitiremos opinión sobre cómo y cuánto esta fuerza deberá pactar con el orden establecido para sostenerse democráticamente y resistir los embates que, desde luego, recaerán sobre sus espaldas. Lo único que haremos aquí, es echar un vistazo a la plataforma de ideas propuesta por Perú Libre, el espacio que candidateó al maestro Castillo y lo colocó en la Casa de Pizarro.

Ya en las primeras líneas del plan de acción, se aprecia el slogan que Perú Libre empuñó durante su camino al balotage, acontecido días atrás: “¡No más pobres en un país rico!”. Un grito que bien podríamos replicar el resto de los pueblos latinoamericanos. Ahí, en el origen mismo de la propuesta, se deja bien en claro contra quién se enfrenta esta fuerza política: “El neoliberalismo socializó nuestras pérdidas y privatizó nuestras ganancias”. Ese es el paradigma a desmontar por el próximo gobierno peruano, pero, para desmontar un paradigma, hace falta instalar otro, y eso exige tener un horizonte clarificador.

El partido plantea la denominada “Economía Popular con Mercados”, un titular que de entrada se ocupa de disipar varios fantasmas de los que se nutre el sentido común asustado. Acá no se batalla al sector privado, ni se propone castigar a nadie por el solo hecho de ser empresario. Lo que sí queda claro, leyendo el manifiesto de Perú Libre, es que la riqueza generada será siempre social: no individual ni sectorial. Bienvenidas las sociedades anónimas y las empresas transnacionales al nuevo esquema productivo peruano, siempre que comprendan que el Estado ya no será discrecional, sino que hará las veces de controlador, y que participará en pie de igualdad en la gestión de los sectores que considere estratégicos para el bienestar nacional. Ojo con la tasa de crecimiento, alerta el texto, porque esas cifras pueden generar la impresión de un “falso paraíso”, en tanto que la economía bien podría experimentar un desarrollo a costa de la explotación del pueblo y el recorte de los derechos laborales. Acá, en Argentina, ya estamos familiarizados con la expresión “que los números cierren, pero con la gente adentro”.

Perú Libre llama a promover un cambio constitucional, considerando que el modelo neoliberal, tras 27 años de vigencia, “ha demostrado su incapacidad para cubrir las necesidades más elementales de la sociedad peruana”. Alienta a que el pueblo se exprese en relación a cambiar su Carta Magna, por una que sea “solidaria, humanista, rescatista y nacionalizadora”. Razón suficiente para sostener y argumentar el fracaso rotundo del modelo saliente, es la existencia y el abandono estatal de 2,7 millones de personas que no saben leer y escribir, y que son indefectiblemente explotadas “allá en el Perú profundo”. Esta guía política llama a crear inmediatamente el Programa “Perú libre de analfabetismo”, que movilizará al territorio en torno de los 50 mil maestros y maestras, que durante un lapso de entre tres y cuatro años estarán enteramente dedicados a desterrar el analfabetismo de su país. “Es una vergüenza que hayan hecho de la educación un servicio mercantil”, reza el texto y deja bien claro lo que ocurrirá de aquí en más: “Se creará una nueva currícula, que descolonice la cultura, la historia y la ciencia, y se formarán ciudadanos con identidad nacional y con autoestima, que sean dignos, autónomos y revolucionarios”.

Qué grato es, que en una plataforma de ideas políticas se nos hable de formar a las personas para que tengan repuesta su autoestima. Qué reconfortante, que se hable ahí de una “nueva escuela”, que vele por identificar las vocaciones y las potencialidades de los estudiantes, para que se dispongan a problematizar el statu quo, en lugar de protegerlo. El acceso a la universidad debe ser en Perú un derecho consagrado, porque restringir el ingreso “es propio de los países subdesarrollados”.

Igual que la cartera educativa, la salud pública debe ser sustentada por recursos equivalentes al 10% del PBI nacional. En la actualidad, los ocho puntos porcentuales que suman ambos presupuestos no alcanzan, desde luego, para garantizar a la población ninguno de los derechos básicos que debería tener resueltos. Perú Libre proyecta que la salud sea constitucionalmente reconocida como un derecho inalienable del pueblo peruano en su conjunto, “siendo su acceso universal, gratuito y de calidad”. Todas las regiones del país contarán al menos con cuatro hospitales especializados, que cumplimentarán la función de asistencia, docencia e investigación. Al mismo tiempo, y en sintonía con un nuevo paradigma que vendrá a colocar en el centro a los hombres y las mujeres del país, se estipula que en cada pueblo rija la ecuación “un médico cada 2500 habitantes”, garantizándole al profesional su vivienda y el consultorio, y poniéndolo en contacto estrecho con la comunidad cuya salud debe proteger.

“Nuestro partido plantea un sistema de salud universal, como ocurre en todo país civilizado”, evoca el manifiesto, y en varias ocasiones más nos toparemos con estas referencias explícitas a algunos aspectos que ciertamente tienen en cuenta las organizaciones que podríamos considerar más avanzadas en el plano internacional. Es una estrategia comunicacional que está al servicio de desestructurar un sentido común que se esmera en bajarle el precio a todo lo que sea latinoamericano, midiéndolo con la vara primermundista. Y la olla que destapa la carta de presentación de Perú Libre, está diciendo que guarda, porque esas economías que tanto les gusta referenciar a los liberales de acá, no tienen ningún empacho a la hora de promover mandatos proteccionistas, ni se andan fijando en la opinión que a nosotros nos puedan suscitar sus medidas de neto corte populista.

A propósito de la cuestión latinoamericanista, este plan de acción reflota algunas concepciones que parecían perdidas, como la creación de un Banco del Sur y la posibilidad futura de una moneda regional complementaria. El artículo encuentra una inspiración muy fuerte en las experiencias contemporáneas de Bolivia y Ecuador, países hermanos del Perú que han avanzado en su concepción de un Estado Pluricultural, que dé cuentas de la diversidad que en sus territorios se expresa. “Según Rafael Correa -reza el texto-, los países componentes de la UNASUR suman 500 millones de habitantes, y solo con unirnos seríamos la cuarta economía del mundo, siendo el primer productor mundial de alimentos y garantizándonos reservas de hidrocarburos para los próximos cien años”.

Tenemos mucho más para contarles sobre Perú Libre, la fuerza política que ha catapultado a la presidencia al maestro Pedro Castillo, pero esta nota ya nos está quedando demasiado larga. Fíjense sino: habla el manifiesto de crear un tejido ferroviario que conecte a todo el país, cuyo proyecto es “totalmente viable y rentable”; habla de que la concentración de los medios de comunicación debe ser “no solo combatida, sino también prohibida”, si de verdad se quiere proteger el derecho a la información ciudadana y el pluralismo del pensamiento social; vuelve a mencionarse a Rafael Correa, rescatando la experiencia que transitó su gobierno en relación a la democratización de la pauta oficial, rompiendo con los monopolios enquistados en el Ecuador; se habla de una “siembra del agua”, y de crear un marco “político, jurídico, científico, económico, militar y social” que garantice la seguridad alimentaria de todos los peruanos; se propone al Estado como difusor cultural, combatiendo la alienación de su pueblo, “elemento básico para la colonización económica, política y cultural”; se habla de descentralizar, se habla de una seguridad social de carácter universal y de la necesidad de custodiar la moral del trabajador; se dice que ningún poder estatal puede negarse a ser sometido al escrutinio popular, y se hace hincapié en la injusticia de que el presidente de la Corte Suprema de Justicia perciba un salario de 50 mil soles, cuando un maestro gana dos mil y una médica cinco mil; se llama a las mujeres a hacerse acreedoras de los últimos conocimientos en materia de pedagogía, medicina, ingeniería, arquitectura, política, derecho y milicia, considerando que ahí están las mejores herramientas de liberación, y entendiendo que “el machismo se consolida en las instituciones públicas, laicas y religiosas que refuerzan la figura del patrón”.

¡Miren si no es interesante, la propuesta política de Perú Libre! Eso sí, no tenemos ni la más pálida idea, sobre lo que pasará una vez que esta fuerza tome en sus manos las riendas del país. No está en nuestro espíritu hacer futurología, sobre si el gobierno de Castillo se ajustará o no a su plataforma partidaria. Nada más queríamos honrar esta guía de acción, que nos resulta prometedora, y en la que vale la pena creer.

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2 respuestas

  1. El himno de Perú empieza diciendo: «Somos libres, seamoslo siempre, seamoslo siempre». Si pueden llevar a la realidad este maravilloso plan de gobierno, van a ser, como dice su himno, un pueblo libre. Ojalá así sea.

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