“Inflación” es una keyword, en la Biblia de los argentinos y las argentinas. Por mucha garra que le pongamos, la realidad es que no podemos deshacernos de esa cruz que venimos arrastrando por los siglos de los siglos. Cada día más vigorosa la cruz. Y cada vez más pequeños e impotentes nosotros.
Pasó por Desmalezando Guido González, integrante de la agencia CEPA (Centro de Economía Política Argentina). Con él, intentamos pensar un poco más a propósito de este maleficio que padecemos día tras día los terrícolas que hemos nacido en la República Argentina, y que pese a todo elegimos seguir habitándola.
Guido dice lo obvio: que el fenómeno de la inflación es estructural y multicausal, y que es intrínseco de nuestro país, pero también de la región latinoamericana. Como ustedes sabrán, a veces hay que empezar diciendo lo obvio. ¿Por qué? Bueno, porque los medios de comunicación más consumidos por nuestros compatriotas son monocromáticos, y ese mensaje monocorde que se desprende de la boca de sus mensajeros suele resultarnos difícil de digerir a quienes no tenemos herramientas para interpretar estos asuntos de la economía.
Lo primero que dice CEPA, cuando uno ingresa en su portal, es que, más que de “economía” a secas, convendría hablar en términos de “economía política”, sencillamente porque todas las decisiones que se toman “están mediadas por profundas disputas de poder”. Y lo primero que dice Guido González, al aire de Radio con Aguante, es que los economistas liberales confunden a la gente cuando afirman que la inflación se explica únicamente por la emisión monetaria y el aumento de los costos.
Es evidente que una cuestión que no ha sido resuelta a lo largo de nuestra historia no es reductible a un factor o dos, y seguramente lo saben, quienes afirman lo contrario en las pantallas de la tv. ¿Cómo es posible? Bueno, porque todo lo que ocurre en torno a la economía política “está mediado por profundas disputas de poder”.
Guido expresa la necesidad de desmembrar el análisis, para tratar de ser certeros y no reducir una problemática evidentemente compleja. Dice que cada sector tiene sus propias lógicas y que la inflación que ha venido sufriendo la carne en los últimos años no comparte la raíz con la inflación que afecta al rubro de los medicamentos. Lamentablemente, no es un tema que podamos entender con sencillez, y digo “lamentablemente” porque es un flagelo que perjudica sobre todo a la gente que sale a ganarse el mango, y bueno sería encontrar la manera de familiarizarnos con este asunto para tratar de incidir en la realidad con la fuerza de los sectores populares.
Pero lo importante es no engañarnos nosotros mismos y no dejarnos llevar por los jetones que hacen nido en algunos canales de la grilla. Hay uno, particularmente, que se llena la boca hablando de las “castas”, y que le está sacando bastante jugo a ese versito. Me acuerdo de una canción de Los Redondos sobre un ñato que dice desde la tv que él no va a estar jamás en la tv. Y me acuerdo de otra que dice que “aquí, gracias a dios, uno no cree en lo que oye”.
¿De qué casta nos habla, el hombre de los 17 puntos en CABA? ¿Cuáles son las castas que omite, en el fragor de su discurso moral?
Guido sigue desmenuzando el asunto y explica que no se puede hablar de una “economía recalentada”, como hacen ellos, por el simple hecho de que la economía nacional dista de alcanzar su tope de capacidad productiva. Y aclara que, si bien la pandemia obligó a emitir para paliar el parate social y contrapesar efectos que pudieron ser catastróficos, “tampoco es correcto hablar de inflación por emisión monetaria, porque este año la interanual es 17% inferior, en relación al 2020”.
CEPA nació en 2012 “con el objetivo de intervenir en los debates económicos complejos”, y desde entonces viene elaborando una serie de informes que anclan en la situación de la clase trabajadora, de los jubilados, de la industria, con énfasis en el análisis de precios y tarifas y su impacto en la pobreza y la desigualdad que corroe la vida en nuestro país. Todo lo que hacen, tiene el sello de un lenguaje accesible: de ese modo, intentan democratizar la comprensión de las disputas sociales y de la puja económica.
González sugirió en su paso por Radio con Aguante que existe una inflación cambiaria (atada al dólar), una inflación inercial (atada a las expectativas del mercado) y otra que es producto de la puja distributiva. Acá, en esta última instancia, actúan los círculos de poder que ostentan ese extraño don de ser formadores de precios y de arruinarnos la existencia a los que somos meros consumidores y estamos atados con doble cordel a sus malas artes especulativas, lascivas, antipatrióticas y degenerativas de una sociedad que, por culpa de esa casta mezquina -la casta real-, no puede practicar la solidaridad que lleva en su corazón.