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septiembre 13, 2024
La apuesta que siempre perdemos

La ludopatía está creciendo de manera silenciosa pero alarmante entre los jóvenes argentinos, según la psicóloga especialista Débora Blanca. En una entrevista con Radio Con Aguante, Blanca reveló que uno de cada tres jóvenes en el país se encuentra inmerso en las apuestas, un fenómeno que va mucho más allá de perder dinero en bingos y casinos. Las apuestas online y deportivas se han convertido en un problema que afecta su vida cotidiana, su rendimiento escolar y su salud mental, poniendo en evidencia la magnitud de esta adicción emergente que muchos aún pasan por alto.

Hablando de barrios, hace un par de años, bajaba del bondi en una renovada Puente La Noria, aún en construcción en ese entonces, y era inevitable ver la estructura de lo que iba a ser el «Bingo La Noria». Un Bingo. En La Noria. Cualquiera que conozca el barrio, puede pensar que hay algo que no cerraba. Por suerte, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, tomó cartas en el asunto y lo reconvirtió en un Mercado de Precios Populares de la UTT, entre otras organizaciones. 

Las apuestas online, que parecían inofensivas o hasta divertidas, están llevándose puestas a una generación entera. La pandemia cerró los casinos y los bingos, pero eso no frenó a nadie, más bien empujó a los jóvenes a las apuestas online, legalizadas a fines de 2020. En los celulares, en la compu, desde la cama o en el recreo del cole. Todo se transformó en una excusa para apostar. Como lo explica Débora, «muchos están jugando de forma adictiva y, en muchos casos, incumpliendo la ley porque ni siquiera tienen 18 años». El efecto: notas por el piso, sueño desordenado y las juntadas con amigos que antes eran sagradas, hoy son reemplazadas por la pantalla y la esperanza de un próximo golpe de suerte.

¿Y lo peor de todo? Es súper difícil darse cuenta. No hay señales físicas que delaten la ludopatía como con otras adicciones. No hay ojos rojos, no hay temblores, no hay olor raro. Es todo mental y pasa desapercibido hasta que ya es tarde. Débora remarca algo clave: “La falta de indicadores físicos hace que sea más fácil ocultar esta adicción. Los padres, muchas veces, no tienen idea de lo que está pasando». Y es cierto, el juego se cuela en la vida de nuestros pibes sin que nos demos cuenta, desdibujando sueños y reemplazándolos por promesas vacías.

El tema no es solo personal, también es social y hasta político. Mientras todo esto crece, parece que a nadie le importa ponerle un freno. “Es esencial que el Estado, la industria del juego y los prestamistas asuman su responsabilidad en la regulación y prevención de estas adicciones”, dice Blanca. Porque acá no se trata solo de los jóvenes apostando, se trata de un problema que nos atraviesa a todos como sociedad.

El número es alarmante: alrededor del 40% de los jugadores patológicos en Argentina tienen menos de 25 años. ¿Y qué estamos haciendo para evitarlo? La voz de Blanca se convierte en un grito de auxilio que todos deberíamos escuchar. Nos está pidiendo, a los medios, al gobierno, a las familias, que miremos más allá de la pantalla y veamos el daño real que se está gestando. Porque, al final del día, hay una apuesta que no podemos permitirnos perder: la del futuro de nuestrxs pibes.

La entrevista completa la podés escuchar acá

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