Verónica Tenaglia es parte del Frente de Todos y preside la comisión de Educación, Producción y Trabajo, en la Comuna 4, al sur de la Ciudad de Buenos Aires, casi cayéndose del mapa. Pasó por Desmalezando, en Radio con Aguante, para charlar sobre un proyecto que presentó a fines de relanzar el predio de la ex Cárcel de Caseros, y en términos más amplios sobre cuál es la funcionalidad y la proyección de esta ciudad capital, si es que tuviera alguna.
La prisión de Parque Patricios, que funcionó como tal entre abril de 1979 y algún momento difuso del trágico 2001, veinte años después sigue esperando ser demolida y reutilizada de modo que le sea útil al barrio y a la sociedad toda. Y acá entra la iniciativa de Verónica, que lleva más de un año de trayecto político, pero no ha sido contemplado a nivel legislativo por la fuerza política de Rodríguez Larreta. Y sin tratamiento legislativo, no hay proyecto político y social que pueda prosperar.
Antes de ser volteado por la Legislatura porteña, el Frente de Todos comunal, con Verónica a la cabeza, había logrado persuadir a sus pares de Juntos por el Cambio, alcanzando un aval político pleno a nivel barrial, en relación con el proyecto gestado. ¿De qué se trata? De erigir en los terrenos de la Avenida Caseros una nueva Agencia de Ciencia y Tecnología, que sea capaz de engendrar el ecosistema productivo, social y cultural que la Comuna reclama y necesita.
Hace menos de un mes, Tenaglia publicó una nota de opinión en el diario Página/12, a propósito del proceso sociocultural que está atravesando Berlín, la capital alemana. No porque le interese particularmente lo que ocurra en tierras germanas, sino porque ve ahí un nervio que se identifica con nuestra Ciudad de Buenos Aires, y un paradigma en disputa que bien nos puede representar. Ella escribía: “En Berlín, el debate de modelo de ciudad rechaza la acumulación rentística-financiera sostenida, que avanza no solo contra el derecho a la vivienda, sino contra el derecho a la ciudad”.
Verónica expresa en su columna que las democracias en las grandes urbes del mundo abrazan la tecnología, el arte, la producción, el trabajo y el cuidado del medio ambiente, entendiendo que todos esos elementos se relacionan directamente con el goce de una ciudad. El desarrollo inmobiliario indiscriminado, no solo desalienta todas y cada una de estas premisas de bienestar, sino que barre con sectores cada vez más amplios de la población, que nada tienen que ver con un proyecto de esa calaña.
“Tenemos que dar un debate de fondo sobre la ciudad que queremos, porque la producción y el trabajo son la madre de todas las batallas que nos estamos debiendo”, expresó Tenaglia durante su diálogo radial con Desmalezando. Sobre esta Agencia de Ciencia y Tecnología, que el Frente de Todos porteño proyecta para los terrenos de la ex Cárcel de Caseros, explica que debe servir para apuntalar una planificación estratégica del desarrollo tecnológico, pero “en función de generar trabajo de calidad, proteger a las PyMEs y promover el acceso a la ciencia”.
Verónica hace hincapié en el hecho de que la conducción política de la ciudad tiende a municipalizar todos los debates, negándose a insertar las propuestas y las ideas en una mirada de país integral y productiva. Y luego se pregunta: “¿Qué puede aportar una ciudad como esta, sino es conocimiento?”.
Desarrollar la economía del conocimiento no tiene que ver con generar una elite de profesionales orientada a servicios informáticos, como alguien podría pensar, sino con democratizar la fuerza laboral y fortalecer la producción de empleo genuino. Verónica pone el ejemplo de la vieja ENTEL: “Sobraban en el país los trabajadores que instalaban las líneas telefónicas, y resulta que hoy escasean los instaladores de fibra óptica, un oficio que la Universidad de Lanús enseña en ocho clases. No es compleja la sustitución de oficios, lo que tiene que haber es un Estado atento, acompañando la demanda y trabajando sobre la empleabilidad”. Suele hablarse del “trabajo del futuro”, cuando ciertamente se trata de la realidad del presente: la gente está sin laburo, y en el distrito más rico de la Argentina hay un Estado holgazán, que no acaba de arremangarse para resolver el drama que atraviesa a la sociedad, y que no demuestra voluntad de ser punta de lanza en miras a un proyecto estratégico de país. Sobran los recursos humanos y económicos, pero también sobran las trabas burocráticas y la mezquindad política.