Nuestra fragilidad

El silencio, entonces, es muchas veces el único territorio que pueden habitar. Y eso debe respetarse.
Buenas palabras, malas palabras

Más de una vez le pasó que algule dijera “no te entiendo”, a pesar de que ella habla la misma lengua que hablamos todos los demás aquí.
Olor a chicharrón

Qué hermoso pueblo tendríamos, con tantos mundos a cuestas.
“Es un chiste”

¿Cómo se alumbra la ignorancia? Con información, con tolerancia, con palabras amorosas.