El Senado dio luz verde al acuerdo entre el gobierno argentino y el FMI, y la bancada oficialista abonó otra vez a la controversia, intercalando apoyos y rechazos y dejando en el éter una carta pública de ocho páginas que nadie leerá. La pintura del día, lo que a duras penas quedará en la retina de la gente, es que el bloque opositor acompañó sin dobleces la jugada del Poder Ejecutivo, tanto en diputados como en senadores, mientras el frente gobernante se mutila, se auto-flagela, se hunde los ojos para adentro, se cortajea los párpados, se extirpa muelas con tenazas, escupe sangre, se hinca sobre un manto de espinas y cava inexorablemente su tumba hedienta y dolorosa. ¿Exageré? Puede ser. Pero, que esa carta se la pueden meter en el bolsillo porque no la va a leer absolutamente nadie, seguro. Excepto algún fan de Forster que ande dando vueltas por ahí.
No sé quién tiene razón. Si la tropa de Máximo que augura lluvia ácida para el pueblo argentino producto del acuerdo que se acaba de sellar, o si el sector del oficialismo que otorgó un voto de confianza a las negociaciones de Guzmán y acompañó la medida desde su bancada. Se oyen campanas por doquier, todas disonantes, y se hace difícil sacar algo en limpio entre tanto ruido y estridencias. Me acuerdo del 10 de diciembre de 2019 y dan ganas de mandarlos a todos a la mierda. Resulta que el pueblo que los votó esperanzado ahora se las tiene que arreglar en la encrucijada de elegir entre unos y otros, sin más armas en la mano que un 10 en la camiseta. Incapaces de saldar discusiones en un plano de trascendencia, apiñados como gnomos en un gallinero al fondo del establo, lo único que consiguieron es hundirnos en el charco croto de la indiferencia, volviendo a revestir la política con un manto de oscurantismo y avergonzándonos de nuestros propios pensamientos.
Toda la semana viendo desfilar el memerío sobre la guerra contra la inflación que se venía. Y la verdad es que la cultura meme también me está hinchando los huevos. Si es catarsis todo bien porque es asunto de cada uno, pero si cada cosa que pasa vamos a andar desatando una suelta de memes y burlándonos de nuestra desgracia, ojota, que nos podemos estar matriculando en una carrera bastante desalentadora.
Es un momento delicado y no nos están alcanzando los baldes para las goteras de desilusión que tenemos en casa. No es noticia de último momento, desde luego. Los problemas de humedad arrancaron hace rato. Me acuerdo del Frente de Todos en campaña, promediando aquel 2019. El entonces candidato a presidente solía arengar en sus discursos diciendo que cualquiera de nuestros compatriotas debía tener la oportunidad de desarrollarse en su lugar, de estudiar y de encontrar un futuro allí mismo, sin necesidad de seguir abarrotando ciudades que ya tienen el cartel de sold out. Que el jujeño debe producir en Jujuy, disfrutar de Jujuy y morir feliz en Jujuy. Que el catamarqueño debe poder armar su hogar en Catamarca, envejecer y morir feliz allí con los suyos. Lo mismo corría para el fueguino, el chaqueño y cualquier argentino.
Bárbaro, pero, ¿y esto a qué viene? Bueno, ahí había un sueño, un relato posible, una promesa ardiente, la chance de embarcarnos en un viaje estimulante, la posibilidad concreta de corroborar colectivamente el sentido profundo que debe bordar siempre la acción política. Un mensaje esperanzador. ¿En qué terminó eso? Bueno, difícil que termine en alguna parte lo que jamás empezó. Puede que no fuera la obra más elemental que se trazaba entonces el gobierno en ciernes. No importa. Es lo primero que se me viene a la cabeza cuando pienso en este derrumbe de ilusiones colectivas que estamos atravesando. Un país con todo por hacer, y la fuerza política gobernante arrancándose los ojos y destruyendo el espíritu del pueblo que la honró con su confianza.
Es imperdonable, que nos pongan en la situación de tener que elegir entre unos y otros, como padres divorciados que extorsionan al pibe indefenso hablándole pestes de la otra persona. Se delataron incapaces de sostener la vela encendida, y nos dejaron a tientas, sin amor.
“Si no hay amor, que no haya nada entonces”, cantaba uno de los faros que orientó nuestro barco cuando nos tocó navegar en una noche cerrada como ésta, con la política haciendo metástasis y las ideas desgarradas. Nos guía el recuerdo de nuestros ídolos populares, y el arte nos tiende una mano cuando tenemos que sacar coraje de alguna parte. Así de ensombrecidos nos están dejando, pájaros sin luz y el horizonte recortado. No pasa nada, sigan pelotudeando. El pueblo que creyó en ustedes va a enderezar la nave y va a resurgir de las cenizas, como ya lo ha hecho, sin más armas en la mano que un 10 en la camiseta.
Un comentario
Huyyy que análisis
Pero la parte que se comió 18 o más meses llamada pandemia adónde estaba?La consecuencia es otros países del Primer Mundo adónde esta?
La negociación en esas condiciones que otra alternativa ofrecía?
Entre un padre estafador que huye con millones de dólares y deja a la mitad de la flia de su lado, más las voceras/os apocalípticos en la vereda de enfrente.
Me quedó con la otra parte que con errores en la proporción que desees.
El Amor nace, crece y florece con la persona indicada, si sos lo suficientemente realista para ver el aquí, ahora y el quizás