Archivo

julio 17, 2023
Es mucho trabajo
¿Cómo no se les va a alojar un sentimiento de culpa en el cuerpo, entre tanta hostilidad?
Su adolescencia no tuvo los ingredientes de otras. La vida de Beatriz no tenía puntos de conexión con la vida que podían llevar tantas pibas de su misma edad. Ella se hizo adulta a la fuerza y adquirió rasgos de una responsabilidad familiar que muchas adolescentes desconocen, porque gozan de otros tiempos para la exploración y otras vivencias de libertad.
Es mucho trabajo

Insinuábamos la semana pasada que ser migrante, si se lo piensa bien, no presupone mayores problemas. Muchos de ellos pueden tener, si así lo desean, una vida libre y regia en una ciudad como Buenos Aires. Hay una segunda condición, que es la que hace que estallen los problemas cotidianos y el roce permanente con la sociedad local: esa condición es la pobreza. Las familias migrantes pobres, que casualmente suelen provenir de los países más contiguos al nuestro, cargan sobre sus espaldas la cruz del migrante y han de purgar todos los males que se les endilga.

No conforme con tener que reconstruirse a fuerza de trabajo en condiciones de precariedad, también deben soportar el dolor que les produce un rechazo social que se expresa todos los días, a la vuelta de cada esquina. ¿Cómo no se les va a alojar un sentimiento de culpa en el cuerpo, entre tanta hostilidad? Hacen hasta lo imposible para rebuscárselas por sus propios medios, sin tener que pedirle nada a nadie. Aquí, en el noveno episodio, se toparán con estas palabras: “Las historias migrantes, cuando ocurren en contextos de pobreza y vulnerabilidad, comprometen a toda la familia, porque es la única manera de intentar salir adelante, y el sacrificio muchas veces es desmedido”.

https://open.spotify.com/episode/0aufKo7N0kiDtNWRli9ua2?si=ZJU1eN9NRwCkzmHgf8J0cA

Resulta que “culpa” y “sacrificio”, son muchas veces palabras hermanas. Beatriz llegó a Buenos Aires con una tarea primordial, que era sostener en pie su hogar y cuidar de sus hermanos más pequeños. Ella lo aprendió sobre la marcha y de primera mano, esto de que una historia migrante no puede salir bien sin el compromiso de toda la familia.

No le pesa recordar, porque ha transitado su proceso, esa caminata migrante que por momentos se pone tan cuesta arriba, y hoy siente que ha podido sanar. A su manera. Sonríe al decir que no tiene el deseo de ser madre, y explica que ya lo ha sido tantas veces, porque ese fue el rol que le demandó su propia historia familiar: el de ser, en los hechos, la madre de sus hermanitos.  

Su adolescencia no tuvo los ingredientes de otras. La vida de Beatriz no tenía puntos de conexión con la vida que podían llevar tantas pibas de su misma edad. Ella se hizo adulta a la fuerza y adquirió rasgos de una responsabilidad familiar que muchas adolescentes desconocen, porque gozan de otros tiempos para la exploración y otras vivencias de libertad. Esto no se vincula tanto con el hecho de ser migrante, como con la experiencia de ser pobre. La familia de Beatriz tenía, sin dudas, más similitudes con una familia pobre argentina, que con una familia migrante de buen pasar económico.

https://open.spotify.com/episode/6S95Xd2jjQbvn6RPdoVsn0?si=xeRcJOZER7uyvcM0HG5T4g

Ella es la protagonista estelar de estos dos episodios, porque no fue necesario incluir otras voces que no fuera la suya para intentar narrar la vida cotidiana de una familia que resuelve con lo que tiene las tareas de cuidado, ese “trabajo no pago” del que tanto hemos oído hablar.

“¿Por qué cuida de otros niños y no de nosotros?”: Beatriz debió hurgar en su entendimiento y debió aprender a responderse solita esa pregunta, cada vez que su madre volvía a dejar su casa. Tragar saliva y no enojarse, como si fuera algo sencillo. Una adolescente migrante que no solo debe hacerse cargo del cuidado de sus hermanitos y de las tareas del hogar, sino que debe interpretar como pueda las desigualdades e injusticias que habitan en un territorio como éste. Es mucho trabajo. 

Para colmo, mientras se arregla un poquito porque finalmente encontró un rato de libertad para salir a divertirse y ser como las demás adolescentes, ella ya sabe que probablemente vivirá algún mal momento, por culpa de alguien que le vuelva a remarcar el peso de su cruz. Y ya no hablamos solo de Beatriz, sino de cualquier chica que tenga una vida como la que tiene ella.

Es mucho trabajo. Y es injusto.

Deja una respuesta