Todos los años, el fin de semana largo del 12 de Octubre es la fecha del encuentro feminista más grande de -por lo menos- nuestro continente.

Volver al encuentro plurinacional en el aniversario de la llegada de Cristóbal Colón y la posterior colonización es un hecho político mucho más que simbólico, es una meta. Este evento deja a su paso muestras de federalismo, democracia y solidaridad que es difícil de encontrar en otros espacios.

Es un evento que, con sus más de 100 talleres, deja marcas en las personas que participan. Los talleres pueden dividirse en dos categorias: los personales, en los que cada una puede hablar de sus experiencias, reconocerse, llorar y ser contenida si es necesario y los de acción política, pero desde una visión activista.Aunque todos se relacionan porque sabemos que lo personal es político.

Los talleres son el corazón del encuentro, allí también se comienzan a proponer posibles destinos para el encuentro próximo recogiendo problemáticas de cada lugar de nuestra patria. También es donde se forma la agenda feminista, donde nació el pañuelo verde y se forjo la victoria en la ley de IVE. Las conclusiones de cada taller son leídas en el cierre del encuentro; Podemos destacar de este último las conclusiones de los talleres de adolescencias donde solo podían participar adolescentes y el de niñeces, donde niñes de entre 5 y 12 años debatieron y leyeron frente a todes dando una lección de sabiduría increíble.

En los últimos años el encuentro cambió su nombre y pasó de ser nacional a plurinacional, para poner en foco la resistencia de los pueblos originarios y su territorio ancestral, por eso este año se llamó Bariloche/Furilofche, nombre originario de este territorio. 

El domingo 15 de octubre a las 18 hs salió la multitudinaria e histórica marcha, liderada por la machi Betiana, autoridad espiritual mapuche desde los barrios trabajadores del Alto de Bariloche. Al igual que en el encuentro de Trelew, la decisión de salir desde los barrios altos para incluir a vecinos y vecinas en este evento no es casual y nos deja momentos que erizan la piel a cualquiera, desde mujeres que saludan desde las ventanas, familias que se unen a la marcha, que escuchan los cantos feministas sin la lectura de los medios hegemónicos, como también la posibilidad de encontrar lazos de hermandad contra la injusticia.

Este año en medio del camino nos encontramos a la familia de Diego Bonefoi, muerto por gatillo fácil en el 2010, que salió a la vereda con una foto de Diego para seguir visibilizando este caso y allí encontraron una respuesta unánime de la marcha, las mujeres salieron al grito de “Justicia por Diego, presente ahora y siempre.” Este diálogo contra las injusticias que late en cada marcha es marca registrada; en momentos donde el pulso social quiere latir hacia el individualismo, el feminismo sigue proponiendo un futuro colectivo antipatriarcal, anticlasista, antirasista y autogestivo. 

¡Nos vemos en Jujuy, encuentreras!