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julio 1, 2024
A 50 años, un Modelo para rearmar (I)
En tiempos de ruido, turbulencia, malhumor social y premio a la crueldad. En tiempos de burning out, de bullying, de grooming, de infodemia, de FOMO (Fear of Missing Out), entre otras enfermedades psicosociales, padecimientos y lamentos cotidianos, un hecho raja la tierra de nuestra Patria y nuestra Historia: se cumplen 50 años, medio siglo de la partida del hombre más importante de nuestro siglo XX: Juan Domingo Perón.

En un contexto de crisis social y enfermedades psicosociales, se cumplen 50 años de la muerte de Juan Domingo Perón. Su legado y visión sobre el futuro de Argentina, plasmados en el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, siguen resonando en la actualidad. Perón advirtió sobre los peligros de la tecnología y el consumismo, mientras impulsaba reformas significativas y relaciones internacionales clave durante su gobierno.

En tiempos de ruido, turbulencia, malhumor social y premio a la crueldad. En tiempos de burning out, de bullying, de grooming, de infodemia, de FOMO (Fear of Missing Out), entre otras enfermedades psicosociales, padecimientos y lamentos cotidianos, un hecho raja la tierra de nuestra Patria y nuestra Historia: se cumplen 50 años, medio siglo de la partida del hombre más importante de nuestro siglo XX: Juan Domingo Perón.

El Perón que partió hoy hace cinco décadas y dejó postales eternas de un día de lluvia en el microcentro porteño, como la del soldado Roberto Vassie llorando desconsolado; el que será celebrado, recordado o atacado en estos días, dejó herencias y marcas profundas en nuestro país, nuestro Pueblo y nuestra Historia. Pero también, a pesar de haber sido cuestionado por lo polisémico e inabarcable del
movimiento político que parió mientras se moría la 2da Guerra Mundial, dejó un legado a partir de un testamento político: Modelo Argentino para el Proyecto Nacional.


Ese fue el texto que presentó en su última visita al Congreso en la Asamblea Legislativa de 1974. Allí, en su discurso afirmaba que: 

“(…) En modo alguno puede proponerse un modelo estático y cerrado para una Argentina en constante transformación. Nuestro modelo Argentino debe presentar el dinamismo de todo lo que se vincula con el devenir de un Pueblo. Por esa razón, los argentinos debemos juzgar al modelo Argentino como una propuesta abierta a sucesivas correcciones para que esté siempre en armonía con la fascinante vitalidad de la historia. En síntesis, tenemos la responsabilidad histórica de definir el país que deseamos y abandonar las luchas internas que desgastan nuestra esperanza y nos desvían del camino por el que podemos y debemos transitar”.


Ese Perón que moriría apenas dos meses después dejó muchas cosas por desarrollar, por ordenar y, seguro, por explicar. Pero estaba repleto de esa vitalidad que tienen aquellos y aquellas cuando se acerca el final. En esa visión de Doc. Brown en “Volver al Futuro” afirmaba hace ¡cincuenta años! que las sociedades de consumo eran “despilfarro masivo de bienes innecesarios, en los que se gastan millones para cambiar su aspecto, en nuevos procedimientos tóxicos que satisfacen la vanidad humana (…) Es el caso de autos que tienen naftas con cada vez más plomo cuando deberían ser reemplazados por eléctricos, o el de amas de casa que harán compras desde sus hogares por televisión y pagarán con sistemas electrónicos”.

Hola, Mercado Libre. Pero la vida es muy corta y tiene muchos problemas para que el Gobierno signifique una autosatisfacción de buenos discursos, aplausos en conferencias y palabras laudatorias; gobernar es otra cosa. Implica transformar vidas humanas, cambiarlas para siempre con acciones concretas y tangibles.

Mientras Perón marcaba el camino alertando sobre los problemas de la tecnología, los vicios de la civilización, el deterioro de la naturaleza, el crecimiento poblacional y el problema de distribución de alimentos y energía así como la importancia del esparcimiento de un hombre reducido a la explotación, había un gobierno en ejercicio.

Se redujo la inflación anual de 65 a casi 20; se aumentó la participación de trabajadores en el PBI; se sancionó la Ley de Contratos de Trabajo; se nacionalizó la banca y el comercio exterior agropecuario; se reglamentó la acción del capital extranjero mientras se construían represas hidroeléctricas y centrales de energía nuclear en el territorio. Al mismo tiempo se incorporaba la Argentina al Movimiento de Países No Alineados, expulsando misiones militares extranjeras y se recuperaban relaciones diplomáticas con Cuba, China y la Unión Soviética (URSS).

Todo eso en 12 meses. ¿Que poquito, no? Esta historia (leyenda) continúa…

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