Nuestra fragilidad
El silencio, entonces, es muchas veces el único territorio que pueden habitar. Y eso debe respetarse.
No había vez que no le lloviera
“Estar en casa”, para las familias migrantes, debe ser una salvación más que una comodidad.
Una sensación de poder
La quietud del agua de Quilmes es la parálisis de un tiempo que se esfuma sin un sentido aparente.