Seamos libres. ¿Y lo demás?
Uno puede haber nacido este año, hace 20, 100 o 200. No importa que año o época sea, casi siempre, vamos a estar hablando de la libertad.
Una de las famosas frases de quien fuese nuestro libertador o mejor dicho, uno de los libertadores (al nombrar esta palabra indudablemente se me viene a la cabeza al Muñeco Gallardo), fue, es y será “Seamos libres, lo demás, no importa nada”. No está 100% chequeado que la haya dicho exactamente así, pero vamos a hacer como que sí. Lo que podemos afirmar es que capta el espíritu que se vivía en esa época (1806-1820 aproximadamente), un proceso de Revolución y Guerra (te queremos a pesar de todo, Halperín Donghi) y la visión que tenía José Francisco de San Martín y Matorras sobre la lucha por la independencia: la libertad era el objetivo supremo y todo lo demás, quedaba en un segundo plano. Esta frase se convirtió en un símbolo de lucha de los procesos independentistas a lo largo de nuestra América, logrando también cruzar océanos. Tal es así que se estima que hay más de 200 monumentos dedicados al prócer en Argentina, Chile, Perú, Uruguay, Venezuela, Francia, España, Estados Unidos… Enorme.
Analizando el contexto histórico y los proyectos en pugna, pienso que la libertad abarca mucho más que el proceso de independizarse del dominio colonial español y podemos expandirlo a cualquier parte del mundo. Más de 200 años después, lamento decir, sigue habiendo vestigios de este dominio, camuflado en otras formas de poder, desde tiranías y dictaduras hasta “democracias representativas”. Por eso creo que San Martín sintetizó con la palabra libertad todo su pensamiento: Independencia, lucha, conciencia de los derechos, identidad nacional, autodeterminación de los pueblos y desarrollo económico.
Un 17 de agosto de 1850 falleció en Francia. Y me surgen algunas preguntas al respecto:
¿Por qué se conmemora la fecha de la muerte y no otros acontecimientos? Sería un momento adecuado para reflexionar sobre el legado que nos dejó, una oportunidad para evaluar su impacto en la historia, sus logros, cómo influyó su vida, y repensar sus objetivos, su concepción de libertad, asociada a lazos de solidaridad y de cooperación, muy contraria a la idea de libertad abocada exclusivamente a uno mismo, una libertad egocéntrica, meritócrata, del “me salvo yo, yo y yo”. ¿Es realmente lo que hubiese querido San Martín? ¿Es ese su legado? En estos tiempos de noticias rápidas, de impulsividad y olvido selectivo, es menester dar el debate, como así lo hicieron nuestros antepasados.
Sin pensar demasiado logro recordar muchas canciones de artistas nacionales hablando de la libertad: La Renga, Charly García, Pappo, Los Redondos y la lista sigue. Cuando ellos hablan de esta noción, ¿qué postura toman? Y aquí, para ir cerrando, quiero plantear esta dicotomía que sigue presente entre la libertad de los pueblos y la libertad individual, que son dos caras de la misma moneda en la búsqueda de una comunidad más justa. La primera, porque garantiza el derecho colectivo a la autodeterminación y la segunda porque asegura que cada miembro tenga el espacio y los derechos para vivir según sus propias convicciones.
Casi 200 años después de su paso a la inmortalidad, en nuestro país la concepción de libertad sigue en puja. Hubo gobiernos que concedieron más libertades y derechos al pueblo a lo largo de estos años, otros que no pero nos hicieron (y hacen) creer que sí y muchos otros que dieron su vida por la liberación.
Libres. Algún día lo seremos.